Como ya lo comentado por activa y por pasiva, he estado unos días en Barcelona, visitando a unos amigos que por el trabajo están trabajando en la Ciudad Condal y estas son mis experiencia.
Jueves 11: Para mi aventura desde la Capital hasta Barcelona, no cogí el transporte aéreo por mi miedo a los aviones, a lo mejor si hubiera venido conmigo el coronel Anibal Smith, mi hubiera tomado una pastilla para dormir a la fuerza. Pero no fue así, cogí algo parecido a un avión, un poco más antiguo pero más seguro, el tren. Para ser más exacto la Alta Velocidad Española o más conocido como AVE.
El viaje fue un visto y no visto, ya que ha principio te pone una película y cuando termina más o menos estas en Barcelona. Tardo dos horas y media el viaje, aunque te dicen un poco más porque parece, que si llega tarde el tren te tienen que indemnizar.
Por si alguien de Renfe me lee: Por el precio del billete, ¿por qué no pueden elegir uno la película? yo saldría más contento del viaje.
A mi llegada a Barcelona me esperaba en la estación, mi amigo José. Me gusta, cuando te viene a buscar alguien a la estación, ya que esos sitios son fríos y grises. Cogimos mis cosas y nos fuimos a su casa. Cogimos el autobús, ya que pienso cuando llegas a un sitio es mejor cogerlo para hacer una vista rápida a la ciudad. La primera vista de esta ciudad que me entra por los ojos, llega a mi cerebro y dice que bonita ciudad. Llegamos a su casa y no espera Alba, su novia y una amiga mía. Desde ahí nos vamos a cenar a un Japo-chino buffet libre, ahora que lo escribo suena muy raro, cuando terminamos mi cuerpo parece cemento, ya que por la mañana a la hora de comer, comí en un indio y tengo el estomago lleno. Después de cenar nos vamos a su casa a hinchar mi cama para poder dormir que mañana me espera una día muy largo, ya que en tres días tengo que ver todo, todito Barcelona.
17 jun 2009
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